martes, 13 de junio de 2017

Cuento corto por Andy Caso.

Havana 7 ( Parte 1 y parte 2)

Fernando del Pozo tomó una melatonina de 3g del frasco y la partió a la mitad con un triturador y cortador de pastillas y la tragó con un poco de agua filtrada, ese artefacto cortador era uno de los pocos recuerdos que le quedaba de una exmujer que le salió bien retorcida y madre de sus dos hijos varones, ambos de 14 años de edad pero con diferentes fechas de nacimiento, Iván nació el 31 de diciembre del 2002 a las 23:59 y Óscar el 1 de enero del 2003 a la 1:02 am.
Intentaba conciliar el sueño. La separación de sus hijos ha sido para él traumática porque la familia materna se encargó de realizar un trabajo sistemático de aislamiento, utilizando mucho la hipocresía y sobretodo intentando hacer ver a sus hijos que la figura del padre, no solamente no era importante sino además que hasta era mejor la vida sin su presencia.
Hace 15 años Fernando del Pozo era un pequeño empresario, era un hombre viudo, su esposa, una mujer checa muy hermosa y una gran nadadora en piscinas bajo techo sucumbió de forma inesperada en un viaje que hicieron al Caribe, de una forma que aún no se ha encontrado una explicación , mientras Fernando se fumaba un cigarrillo y se bebía una limonada fría con un poco de ron Havana Club 5 años, porque aún siendo su preferido el Havana 7, no era capaz de mezclarlo con nada, solamente lo bebía con cubitos congelados de cubierta impermeable y desde luego en ese sitio del Caribe solo tenían hielo picado.
-¡Qué tonto soy, llevo 15 años sin venir a Cuba y me bebo un Havana 5! - Mientras pensaba en éstas y otras cosas se deleitaba observando a su bella esposa lanzarse al mar , algo revuelto por la entrada de un norte en la hermosa playa de varadero.
-¡ Señor! le tengo una buena noticia- se acerca radiante el camarero con un vaso especial de doble pared y en su interior agua congelada y en la otra mano una botella de ron Havana 7.
Fernando cata alegremente su Havana 7 mas de pronto pierde de vista a Anna del Pozo, de soltera Anna Novákova.
Espera un poco, a ella le gusta retozar nadando en el fondo pero de pronto comprende que Anna lleva demasiado tiempo sin respirar... continuará...

Havana 7 Continuación parte 2.

Fernando del Pozo perdió la capacidad de hablar, gesticulaba desesperadamente señalando el mar , pronto todos comprendieron que algo terrible estaba sucediendo.
Las autoridades locales de Varadero enviaron equipos de rescate, rastrearon toda la zona hasta muy entrada la noche sin obtener ningún resultado, no encontraron ni restos orgánicos, ni siquiera restos del bañador que llevaba puesto, un moderno bikini de rayas azules que le hacía contraste con los preciosos ojos claros, color cielo de Anna Kovákova.

Cayó pués don Fernando en una profunda depresión y tuvo que regresar a Alicante, concretamente a la Playa de San Juan de Alicante, sin tener ni siquiera un documento de defunción. No había constancia de la muerte de su amada esposa y para colmo de males alguien había usurpado el pasaporte de Anna Kovákova el mismo día de su desaparición, y ese mismo día lo habían usado tomando un avión rumbo a Canadá, un vuelo charter desde Varadero a un aeropuerto canadiense.
Se sospecha de alguna mujer cubana de características similares a la apariencia de Anna Kovákova, que habría aprovechado el desceso de la turista para escapar del pais comunista
Quedaba la duda a las autoridades cubanas si ese hecho podría haber estado planificado y realmente se trataba quizá de un acto criminal.
Apenas 6 meses después a Fernando del Pozo todo le iba saliendo mal, sus negocios no prosperaban, su hija de 30 años se casó con un polaco y decidió vivir en el Reino Unido, no le perdonaba a su padre que dejara morir a su mamá en un país desconocido, dejándola sola en el mar con anuncio de mal tiempo para él deleitarse con su maldito ron Havana Club. Esta actitud de Christina, su hija checa, le aumentó su gran dolor y su ya irremediable depresión.
A pesar de las circunstancias, meses después apareció una joven cubana en su propio negocio de masaje terapéutico y él sintió como un rayo de luz, pero él evidentemente, no estaba aún preparado para asumir una nueva relación al ciento por ciento.
continuará.