martes, 11 de diciembre de 2012

continuación de Anthony Pink.

Antony Pink se tomó en serio el  reto de los cuervos y por si acaso llevaba sus gafas para proteger sus ojos de los malévolos pájaros, hasta un día que, harto de tantas ofensas, decidió tomar justicia con sus propias manos, pero eso lo contaremos más adelante.

Anthony Pink no era desde luego su verdadero nombre, “pero al recordar que un tío abuelo suyo de origen español, hermano de su difunta abuela madrileña,  que había sido un boxeador profesional en la Cuba anterior a Fidel“ y, además,  el primer maestro y entrenador del que fuera campeón mundial; el archiconocido  Kid Gavilán. Dicho tío abuelo había asumido el nombre de Kid Chevrolet y él decidió  llamarse Anthony Pink, sin saber siquiera que significaba Pink, pero le resultaba musical y apropiado de cara a los nuevos acontecimientos que auguraba y una forma de recordar a aquella vieja gloria de su familia imitando su actitud, claro que con la diferencia de que Kid Chevrolet fue sin dudas un excelente entrenador y un boxeador de relativo éxito y él, Anthony Pink, un desafortunado ciudadano francés, que se enamoró de una nativa africana, con la cual tuvo un hijo al que había educado en las mejores escuelas en la zona vasca de Francia, al que había amado profundamente, tanto a él como a su madre y uno de los motivos por lo que había decidido abandonar su tierra montañosa europea, dejar su profesión de carpintero y reencontrarse con su hijo, pero hay amigos, ¡que decepción!, como verán después.

continuará.

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